22/01/2017
En el centro histórico de la Ribera del Duero, nace Convento Oreja cuando un grupo de amigos amantes del vino decidimos llevar a cabo un proyecto que latía en nuestras tertulias desde hacía tiempo: disfrutar de la amistad alrededor de una copa de nuestro propio vino, de una copa que recogiese nuestro propio estilo, nuestra pasión, nuestro trabajo y el de la naturaleza en las tierras de la Ribera del Duero.
El Duero a su paso por nuestra tierra de Peñafiel confirma con creces su naturaleza de espacio privilegiado para la obtención de vinos excepcionales. Sus brumas ciñen y acarician los racimos de uva confiriendo a los vinos esa mezcla de vigor y finura que los caracteriza. Nos basamos en las enormes posibiloidades de la variedad de uva Tinta del País, que regala vinos ricos en cuerpo y color, tintos guardianes de aromas ilustrados, tostado, maduros, sustanciosos, con el sabor de la fruta en sazón y un sorprendente relieve tánico.
Óleo en proceso del vino Convento Oreja del que soy socio, y cuyas medidas son 130 x 82 cm.
Óleo en proceso del vino Convento Oreja del que soy socio, y cuyas medidas son 130 x 82 cm.
El nombre de la bodega y el vino lo adoptamos como recuerdo a uno de los iconos de nuestra vida, un antiguo convento cistercience, abandonado desde hace más de cuatro siglos, situado en el término municipal de Langayo y que domina un valle con forma de oreja.
Con una profunda vocación por la calidad y la excelencia decidimos poner en marcha el proyecto de una forma artesanal, sin prisas, sin excesivas pretensiones, sin buscar un retorno rápido a nuestra inversión, en fin, disfrutando con cada uno de los aspectos que este proceso de creación nos planteaba.
Y como fruto de esta pasión nacen los vinos Convento Oreja que hoy están en el mercado. Vinos elegantes, equilibrados y plenos de carácter, creados al ritmo de la vida monástica, a través de la paz y la quietud de las barricas de roble que les han dado cobijo.
Web de la bodega: conventooreja.net
Web de la bodega: conventooreja.net